Resulta
curiosa nuestra propensión a las etiquetas. A colgarle a todo el mundo una
personalidad que no se corresponde con la realidad. Lo que viene a ser «encasillar»,
atendiendo a las acepciones dos, tres y cuatro del DRAE («clasificar a alguien
o algo»; «considerar o declarar a alguien, muchas veces
arbitrariamente, como adicto a un partido, doctrina, etc.»; «clasificar
personas o hechos con criterios poco flexibles o simplistas»). Una primera
impresión puede bastarnos, aunque también nos dejamos llevar por la exposición
de una opinión, un punto de vista o una mera interpretación errónea de la
conducta...
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