sábado, 14 de julio de 2018

Contarle a san Pedro

Esta tarde acompaño a mi amigo Tito en uno de sus habituales bajones de ánimo. Poco más puedo hacer por él, salvo esto: estar a su lado, que no se encuentre solo. No necesitamos hablar, él no lo necesita; basta con saber que tiene a alguien que se preocupa por él a su flanco. Un amigo que estará ahí para apoyarlo, cuando se tambalee; sostenerlo, cuando se caiga; y arrástralo hacia casa, cuando las fuerzas le falten, el alcohol lo venza o el hartazgo lo desgaste o arruine, dejándolo como un estropajo usado, devastado y abandonado en un rincón de la encimera.

Chanclas para el verano

Pues ya llegó el verano y, con él, la calor y, con ella, nos sobra la ropa y nos desprendemos de las capas de cebolla que nos cubren en invierno y lucimos palmito y enseñamos carne, cuerpo, con júbilo, abiertos al mundo, mostrándonos al natural, sin tapujos ni timideces, sin recato ni pudor, libres como el sol cuando amanece (cantaba Nino Bravo), como el mar, como el ave que escapó de su prisión, y puede, al fin, volar (detalle no eludible a gratuidad), y como el viento; lo cual no tiene que ser agradable de suyo; suerte, el consuelo de que ese último (el viento) guarde la deferencia de recoger mi lamento y mi pesar. Porque esa libertad, que me resulta fenomenal y maldito estropicio el arrebatárnosla, congrega en su mescolanza dosis positivas y negativas. Porque, en ese camino sin cesar, para saber lo que es la libertad, nos inclinamos a olvidar elementos que nos corrigen y consuelan, que nos moderan y respetan, que nos civilizan, y ajustan, en cierto modo, la argumentación evolutiva. Porque, vislumbrando tras la frontera nuestro hogar, nuestro mundo y nuestra ciudad, dejamos de prestar atención a que, junto a bronceados, pieles sedosas y formas esculturales (posiblemente cinceladas por el mismísimo Miguel Ángel), desfilan tatuajes, chichas demacradas y macilentas, pelambreras, cutis paliduchos, brazos fofos, lorzas morcillonas, perniles celulíticos y jamoneros, culámenes desbordados, más pelambreras, canillas ridículas o sobredimensionadas, pinreles agrietados, encallecidos y lamentablemente sucios por el efecto de su cercanía con el suelo… ¿he teclado lo de las pelambreras?…

lunes, 2 de julio de 2018

Catálogo de conductores

Artículo publicado en Surdecordoba.com:

Digan lo que digan los mercantilistas anuncios televisivos de vehículos, conducir por autovía o autopista es aburridísimo. La monotonía del espacio entre líneas, el constante runrún en el ambiente, la distante espera del ansiado destino integran una exasperante narcolepsia con ideales ribetes de tragedia griega...