En el panorama cinematográfico, a través del cual también se llena de ponzoña el Arte, Quentin Tarantino repugna a muchos cinéfilos, por su tendencia al friquismo voraz, a la verborragia diarreica y extravagante, a la regurgitación de subgéneros y a la sórdida encaladura hemoglobínica; así como por sus devaneos con el asqueroso bicho de Weinstein. Y, probablemente, tengan razón; lo de Weinstein, incluido...
sábado, 29 de febrero de 2020
La nueve de Tarantino
Artículo publicado en Surdecordoba.com:
sábado, 15 de febrero de 2020
Después de Halloween
La cenicienta luz del amanecer dominical
empujaba los restos de oscuridad abandonados por la noche. Concluía Halloween
en la ciudad, fiesta importada —otra más—, victoria evidente —otra más— del
colonialismo inglés, que, todavía no suficientemente saciado con la consentida
expansión del idioma, va exportando, con desconcertante éxito, poco a poco, sus
costumbres y tradiciones, las cuales acaban por arraigarse, gracias a la
pérfida sumisión de monaguillos inanes, a quienes les colapsa el cerebro al
olisquear la diversión; hasta el punto de que los estudiantes de primaria
pueden dedicar un mayor número de horas lectivas a preparar la Noche de
Halloween que el Día de la Hispanidad o de la Constitución; porque, claro, la
primera es súper sandunguera, con disfraces, pinturitas y sobredosis de
glucosa; mientras que la segunda conmemora una deshonesta conquista, seguida
por un protervo genocidio; y la tercera, vamos, no deja de ser una norma
moldeable al antojo del político de turno. Hubo promesas en la ciudad de
aglutinar por sus calles en torno a los cuatro centenares de prosélitos,
adictos a la comparsa de reanimación brujesca. Sí pareció preocupante aquella
suerte de homenaje, a modo de macabro o grotesco juego, de la distopía ficticia
en la que, dentro de un periodo de doce horas anuales, todos los crímenes son
lícitos; degenerada ceremonia cuyo desagradable tributo, aun apócrifo o
simulado, revela una idealización sociológica de alarmante catalogación. La
simple propuesta ya se antoja repugnante.
Va sobrado
Caramba, la que se montó hace
cuatro meses con la muerte del periodista árabe Jamal Khashoggi… Con el
asesinato, quería teclear, perdón… Reconozco que la trama invitaba a mantener
el colmillo babeante, con pátina de plan preconcebido, complot en embajada,
lobos con placa pública, estatal, alrededor de su presa y el mismísimo príncipe
saudita trazando las líneas maestras y dando órdenes a distancia, como los
grandes generales, para no ensuciarse de sangre la chilaba, o lo que vista un
príncipe árabe. Y eso de que el heredero del reino saudí se fije en tu humilde
e insignificante persona, aunque sea con fines liquidadores, qué quiere, no
deja de ser un honor.
sábado, 1 de febrero de 2020
En defensa del artículo de opinión
Artículo publicado en Surdecordoba.com:
A propósito de la polémica suscitada a finales del pasado año (¡y extendiose al presente!) a raíz de la obra revisionista de la profesora María Elvira Roca Barea, con la cual corrieron ríos de tinta y muchos callos de las yemas de los dedos reventaron por los vehementes tecleos, un grupo de amigos también tuvimos nuestra discusión particular. O tuvieron conmigo, por ser preciso, ya que quedé sólo ante la facción opuesta, como Gary Cooper en la clásica película de Fred Zinnemann, hasta el punto de sentir la dulce y preocupada mirada azul de Grace Kelly sobre mí. Incluso, en mitad de la amistosa contienda, les advertí que el tema daría para un artículo. Así, aquí me halla, amable lector. Le ruego paciencia...
El estilo rococó
Artículo publicado en Lucenadigital.com:
Me dice mi hermano —de cuyos ascendientes prefiero no acordarme, básicamente, porque son los míos—, con un punto de mordaz guasa deslizándosele por el paladar, que mi estilo literario o narrativo es rococó, por lo enrevesado de su morfosintaxis, con frases asfixiantes, acribilladas por sucesivas subordinadas que se entretejen en un laberinto sobrecogedor, y lo recargado de su semántica, con vocablos impronunciables e imaginarios, en una afectiva disposición a procrastinar la comprensión de los textos...
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