sábado, 16 de diciembre de 2023

La tradición

  Buscando información relacionada con un tema que no viene ahora a cuento, me topé con una noticia publicada a finales de la pasada primavera. En ella se informaba acerca de los problemas de filtraciones y humedades en un convento cordobés y su iglesia adyacente, que obligaban a llevar a cabo obras de reparación y restauración. Las religiosas que habitaban el convento habían invitado al periodista a acceder al edificio y recorrerlo, señalando las zonas afectadas. La Madre Abadesa puso de manifiesto la urgencia y pedía ayuda a la población, pues su principal fuente de ingresos radicaba en la elaboración artesanal y venta de roscos y magdalenas, régimen laboral con el cual no les era posible sumar los poco más de diecisiete mil euros necesarios para la obra proyectada. Ni siquiera la donación de productos típicos de festividades, días de precepto o santorales destacados del calendario, a cambio de la voluntad, suplían la escasez presupuestaria. En este punto, se quejaban las reverendas madres de que, para el 14 de junio, todavía disponían de existencias de panes de San Antonio, que no habían visto salida el día anterior, de manera que, a modo de triste llamada de atención hacia los feligreses, las monjas se preguntaban: «¿No conocen la tradición, hermanos?».

La inviolabilidad y la constitucionalidad (y II)

  No obstante, el Tribunal Constitucional ya inicia su fundamento aseverando que la protección jurídica especial de la inviolabilidad está «… relacionada con la persona y no con las funciones que el titular de la Corona ostenta…». Por ende, inviolable es la persona que ostenta el título de Rey y el cargo de Jefe del Estado, privilegio que transciende, entonces, título y cargo, y blinda a la persona per se considerada; puesto que, para el Rey, y sólo para el Rey, el Tribunal Constitucional determinó, años atrás, de pasada, aprovechando el tema, que la prerrogativa de la irresponsabilidad era de alcance general.

viernes, 1 de diciembre de 2023

"Las gotas de Dios"

 Artículo publicado en Lucenadigital.com:

En más de una ocasión he tecleado que el siglo en curso nos ofrece una de las grandiosas ofertas televisivas de su historia. La pequeña pantalla, en rivalidad constante con la producción cinematográfica, ha jugado en la balanza de las audiencias, ganando o perdiendo el pulso, en función de la época. Pero este enfrentamiento, sano o insano, si de algo ha servido, en pro de los espectadores, ha sido para obligar a los responsables de las productoras televisivas a mantener su atención en la innovación, a arriesgar con las obras y a invertir ingentes cantidades de dinero en la realización del producto, para garantizar no sólo su calidad, sino su real competencia con los filmes cinematográficos...

"Las gotas de Dios"