Se han superado holgadamente los cuatro años desde que me comprometiera a ofrecer una segunda entrega para esta serie de creaciones humanas más acordes con la desfachatez de la vulgar irrelevancia que con elegancia de la ilustre razón. De esta serie de simpáticas gilipolleces que nada aportan al engrandecimiento de la humanidad, ni son ejemplo para generaciones venideras o materia de estudio de futuros planes académicos. Aunque el problema, claro, es que detrás de toda gilipollez hay un gilipollas dispuesto a asumir, cordial, la autoría...
lunes, 31 de agosto de 2015
Otras simpáticas gilipolleces
Artículo publicado también hoy en surdecordoba.com:
El tonto el Internet
Artículo publicado hoy en lucenadigital.com:
Es conocido refrán castellano aquél que dice que, cuando un tonto coge un camino, el camino se acaba, pero el tonto sigue ahí. Yo, frente a tales menesteres, y sin desmerecer la calidad del tonto berroqueño, enrocado en la mismidad de su tontería, soy más partidario de parafrasear al Eclesiastés, llegando a la conclusión de que el número de imbéciles que pululan por este mundo es incontable. Basta con echar un vistazo a las consecuencias de Internet...
sábado, 22 de agosto de 2015
Historismo constitucional (VII)
Presidente tras Presidente, las Españas eran
gestionadas como si de un equipo deportivo se tratara: ante los bochornosos
fracasos, la figura del entrenador quedaba en entredicho, y con una fulminante
destitución se le culpabilizaba de la derrota, cuando ésta sólo era
consecuencia de las nefastas capacidades, la débil entrega y la tozuda
arrogancia de los jugadores, ingobernables individualistas, negados para
trabajar en equipo.
Historismo constitucional (VI)
«¡Detente,
pluma!», como escribiera don Benito Pérez Galdós. No conviene precipitar los
acontecimientos. Dejemos al Príncipe de Vergara todavía en su retiro logroñés.
sábado, 15 de agosto de 2015
El sastre paciente
Iba
caminando desde mi piso de estudiante hasta la facultad. Era una buena forma de
ejercicio. Seis kilómetros. Ida y vuelta. Una hora en total. Cuatro o cinco
días a la semana. Para un horario vespertino como el mío, la ruta era agradable:
bordeaba las Caballerizas Reales y la Mezquita-Catedral, y continuaba en línea
recta, por una sucesión de calles estrechas, de fachada blanca, en su mayoría,
que recorrían paralelamente la orilla del Guadalquivir, hasta girar para
acceder a la Plaza de San Pedro y tomar toda la calle Alfonso XII, la cual
desembocaba en Puerta Nueva, donde se ubicaba el antiguo convento-hospital que
albergaba la Facultad de Derecho. Y donde sigue. Creo.
De trabajadores asalariados
No sería capaz de discernir si el comentario
fue producto de ciertas dotes premonitorias, de una reflexión basada en la
experiencia, de ser un afortunado receptor de información privilegiada o de
echarle mucha caradura. El caso es que, cuando Gerardo Díaz Ferrán lanzó hace
un tiempo aquello de que para salir de la crisis había que trabajar más y ganar
menos (máxima, por cierto, que presidía su filosofía, pues ya la hizo suya al
reconocerse oficialmente la situación de crisis económica en España —hasta el
momento nos hallábamos ante una desaceleración—, para insistir en ella
después), todo el país le recriminó la fea expresión propia de un retrógrado
patrono explotador del humilde proletario. Tampoco podría discernir si fue ésta
la causa de las críticas a la declaración del, a la sazón, presidente de los
empresarios, o si se debió al absurdo recelo del español a la sinceridad, o si
habría que rebajarse a la tendencia supersticiosa del hombre modesto.
domingo, 2 de agosto de 2015
El cónsul justo
Artículo publicado hoy en lucenadigital.com:
En julio se ha conmemorado el cuadragésimo quinto aniversario del fallecimiento de un hombre justo. Sebastián de Romero Radigales murió en 1970 en Madrid, a los ochenta y seis años, y fue un diplomático español cuya labor le valió el título póstumo de Justo entre las Naciones, concedido en 2014. Distinción otorgada a aquellas personas que, no siendo de ascendencia o confesión judía, ayudaron a los judíos durante el Holocausto...
sábado, 1 de agosto de 2015
Sobre valentía, arrepentimiento y venganza
Artículo publicado hoy en surdecordoba.com:
Hay muchas formas de valentía. En el último programa de la temporada de Salvados, Jordi Évole entrevistó a un hombre valiente. Iñaki Rekarte fue jefe del comando Santander de ETA, participó en un asesinato en su pueblo natal, Irún, y él mismo, con diecinueve años, apretó el botón que hizo explotar un coche bomba, matando a tres personas en Santander. Tres civiles muertos en un atentado que tenía por objetivo a la Policía Nacional. Al poco, fue detenido y condenado. Pasó veintidós años en prisión, al obtener la libertad en noviembre de 2013, tras la derogación de la llamada doctrina Parot. Durante su estancia en prisión, conoció a una gaditana con quien se casó. Tiene un hijo...
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