Durante el periodo que en España
denominamos Transición y con la llegada de la democracia, la Cultura quedó
abocada a la fagocitación por un sectarismo absurdo y rebelde, de la cual se
apropió en un alarde de ridícula compensación por las penurias pasadas, los
símbolos desprestigiados y las instituciones arrebatadas. La Cultura quedó en
manos de la izquierda ideológica, que, desquiciada de fanatismo e ignorancia,
vapuleó y repudió todo arte que desprendiera siquiera un tufillo a franquismo,
criterio extensible a la vinculación indirecta.
sábado, 14 de diciembre de 2019
Sobre prejuicios y mecenas
Últimamente, advertida la escasa
disponibilidad temporal, sea por penurias u ocupaciones, tengo descuidados a
los amigos, y no está la vida para ir descuidando amigos, so pena de perderlos,
sobre todo, cuando son amigos de los buenos, de los de verdad; así que valgan
estas líneas a modo de disculpa y constancia de lo involuntario de la
situación; aunque sé que, dada, justamente, la bondadosa cualidad de los
mismos, también predomina en ellos la comprensión y la empatía; excluyendo de
este trasunto de silogismo al peculiar Tito (ermitaño y cambiante como
meteoro), e incluyendo a los amigos de la Asociación Cultural Naufragio, cuyas
actividades perduran desatendidas y postergadas a mi pesar; cuestión ésta, sin
embargo, que me preocupa menos, al estar en manos de personas capaces,
cualificadas y comprometidas, quienes cuentan con el apoyo de un generoso grupo
humano, siempre fiel y fraterno. Lucho, eso sí, contra viento y marea por
preservar mi colaboración en la revista Saigón,
en la cual inicio nueva etapa, supliendo, en acrobático salto circense, la
materia jurídica por la cinematográfica.
martes, 3 de diciembre de 2019
Una foto en el marco
Artículo publicado en Lucenadigital.com:
Hola, si no te molesta, me sentaré contigo un momento… Han pasado muchos años, ¿verdad? Toda una vida. El tiempo, implacable como un justiciero, a todos nos supera… Y ahora… Ahora ya no está, falleció. Y estás triste, lo sé. Fue toda una vida. Y ahora… Y ahora sólo te queda esa foto en el marco que sostienes entre tus manos, de la que no retiras la mirada, conteniendo el llanto o dándole libertad, con el pañuelo, húmedo y arrugado, dentro del puño...
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