1. Apuntes
históricos.
No era una un momento fácil para legislar.
El pueblo de Madrid se alzó contra el invasor francés justo el día en el cual
Carlos IV abdicó la Corona de España en favor de Napoleón. Se inició así la
Guerra de la Independencia, que, para muchos, no fue una auténtica revolución.
Es más, escribiría Antonio Alcalá Galiano en «Índole de la Revolución de España
en 1808» que «… cotejados los sucesos de Francia a fines del siglo próximo
pasado con los de España durante el período llamado de la Guerra de la
Independencia, parecen los segundos chicos y poco dignos del título de
revolución, apropiado solamente a la grandeza de los primeros. Por eso, muchas
personas consideran y declaran impropio modo de expresarse el llamar revolución
a la resistencia hecha por el pueblo español al poder francés, […]. “Nosotros
no estamos en revolución; nos han revuelto”, exclamó en las Cortes de 1810 un
diputado muy opuesto a las reformas emprendidas entonces».