Acabáramos. De todo termina uno enterándose, mire usted. Ya sabemos por dónde andaban los señores —y señoras, perdón— diputados y senadores. Esas imágenes panorámicas, esos planos generales con los escaños vacíos, salvo los cuatro o cinco imprescindibles para ventilar, con mayor o menor maestría, el trámite...
domingo, 31 de mayo de 2015
Juego de bazas
Artículo publicado hoy en surdecordoba.com:
sábado, 23 de mayo de 2015
Historismo constitucional (I)
Me
beneficio de que estoy analizando para la revista Saigón la historia del
constitucionalismo español, compendio coronado de laureles pochos (mi análisis,
no Saigón), para pincelar por estos lares el dibujo de la etapa que mejor
identifica el espíritu autodestructivo de la condición patria, a través,
precisamente, de las constituciones forjadas al calor de la mala leche que nos
dieron de mamar a todos.
Teoría del fracaso
No
hay nada que estremezca más el alma, sofocando el calor de su llama, que la
trágica compresión de ser sólo un proyecto de escritor. Un experimento fallido,
sea por falta de oportunidad o carencia de talento. Acribillado no por la
frustración, sino por la derrota.
sábado, 16 de mayo de 2015
La perdición del hombre inmutable
Modernizarse
y avanzar no deben ser necesariamente vocablos equivalentes. Hay quien en
alguna ocasión me ha soltado la que puede ser una de las peores expresiones que
haya escuchado: «Yo soy el mismo de siempre». O bien, a modo de variante de
ahorrativo léxico: «Yo soy el de siempre».
La infancia carente
La
fila era extensa, infinita, plagada de gente, niños en su mayoría, que
aguardaba pacientemente turno con el trasiego normal. Lucía tendría cuatro o
cinco años. Se acercaba, cogida de la mano de su madre, con cierta cortedad, la
mirada de ojillos negros gacha, a aquél pomposo señor, emisario de un rey
llamado Melchor. Cuando la sentó en su regazo, todavía se mostraba distante e
incómoda, un tanto avergonzada, la punta del dedo índice en la comisura de los
labios. No perdía de vista a su madre, como si su ausencia la llevara a quedar
embutida entre los ropajes del oriental —pese a no tener los ojos rasgados,
como los de la tele o la familia de la tienda de su barrio—. Éste se aplicaba,
concentrado en lo suyo. Carantoñas y demanda de nombre. Un gesto tranquilizador
de la madre la llevó a sacar una carta de su bolsillo y entregársela al
enviado, revelando, además, su nombre. Llegó la pregunta de qué le pedía a los
Reyes Magos. «Un trabajo para mi papá», respondió la niña, sencilla, con voz
clara y, ahora sí, mirada firme. No pidió una bici, una muñeca o un camión
teledirigido —por lo de la paridad—. Lucía pidió un trabajo para su padre. Nada
más. El público calló. El mensajero tragó saliva. La madre contrajo la
expresión, emocionada. Al poco, madre e hija se alejaron, de nuevo, cogidas de
la mano —la madre no había podido reprimir unas lágrimas—. El resto las observaron
marchar, rota el alma por la rabia y la culpa.
domingo, 3 de mayo de 2015
Genio
Artículo publicado hoy en surdecordoba.com:
España es por lo general un país desagradecido. Cuando la incultura es un mal endémico, condenar el genio al ostracismo es tendencia programática. No en vano, fue un español, y refiriéndose a España, quien escribió: «El genio ha menester del laurel para coronarse; y ¿dónde ha quedado entre nosotros un vástago de laurel para coronar una frente? El genio ha menester del eco, y no se produce eco entre las tumbas». Palabras recogidas en «Horas de invierno», artículo publicado en El Español, allá por el año 1836. Palabras de don Mariano José de Larra que cuentan con más de ciento setenta y cinco años y resumen, con la gracilidad de tan ilustre pluma, el condenado y condenable carácter español, jactancioso de su oscurantismo y camarada de la envidia...
viernes, 1 de mayo de 2015
Con vaselina
Artículo publicado hoy en lucenadigital.com:
Pues va Adecco y realiza una encuesta a la que concede el agradable título de Encuesta sobre Profesiones Felices —ojo que es ya la cuarta—. Entonces, tan destacable acontecimiento sirve a El País para publicar en marzo, en uno de sus suplementos, el artículo «Es posible ser feliz aunque odies tu trabajo». Tal cual, en afirmativa. Aseveración rotunda. Nada de cuestionarse la cosa en plan dilema sociológico...
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