martes, 1 de julio de 2025

Saga Bond: Pierce Brosnan (II)

 Artículo publicado en Lucenadigital.com:

Ese punto y seguido para la humanidad que fue Internet orillaba la cotidianeidad social, humedeciendo los albores de un nuevo periodo histórico. Los satélites dominaban la circunnavegación espacial y la era de la información había revolucionado las transmisiones. Los medios de comunicación, como cuarto poder, se muscularon inflamando sus venas con una miríada de datos que transitaban entre paralelos y meridianos en milésimas de segundos. La mitad de los años noventa era para ellos el preludio de una fagocitación inminente de los tres poderes estatales

Saga Bond: Pierce Brosnan (II)

"Estáis perdidos"

 Artículo publicado en Surdecordoba.com:

Somos varios quienes esperamos la llegada del autobús en esta suave tarde de mayo en la capital de la provincia. No soy de los que cogen el coche o el transporte público para desplazarse por el interior del municipio, prefiero la movilidad a base de desgastar suelas. Pero mi destino está distante y, aunque el tiempo invita al agradable paseo, tampoco es cuestión de dedicarle horas extras al gimnasio. Un puñado de personas, entonces, aguardamos en la parada del número correspondiente con mayor o menor nivel de paciencia. Consulto la pantalla informativa sobre la estimación del paso, y al mío todavía le quedan doce minutos...

"Estáis perdidos"

viernes, 13 de junio de 2025

Saga Bond: Sean Connery (V)

 Que la serie de animación Los Simpson adapte la principal escena de acción en uno de sus episodios revela (quizá) la especial trascendencia del quinto largometraje de la saga, protagonizado, a base de reuntar la mano con manteca verde, por Sean Connery, quien estaba hasta la coronilla clareada del personaje, hartazgo que hacía público sin dolerle prenda alguna. En cuestión de cinco años, su físico (reconozco que puede ser una impresión muy personal) había experimentado una metamorfosis kafkiana, y el 007 que había desafiado al Doctor No se antojaba una figura pleistocénica, en comparación; no simplemente pretérita, sino pretérita pluscuamperfecta, práctica autoinfligida de deglución.

Pura maldad

 Entre las mojigaterías que condicionan al ser humano está esa grotesca tendencia modernilla a esmerilar la naturaleza misma de la especie, educando a los peques en una suerte de arcadia feliz, mundo idílico en el que los pastorcillos recorren las verdes y floridas praderas del planeta dando saltitos bajo un cielo azul chisporroteado de nubes algodonadas en compañía de su fiel perrete y un rebaño de ovejitas siempre obedientes a las recomendaciones de su guía (no se concibe ni mandato ni amo, pues la ovejitas son libres seres vivos que gozan de derechos fundamentales, según carta otorgada por las Naciones Unidas), mientras canturrean, tararean o silban alegres tonadillas compuestas para el gremio (¡cantinelas bucólicas!), una vez que han abonado los oportunos cánones por el uso de la propiedad intelectual, faltaría más.

martes, 3 de junio de 2025

Saga Bond: Pierce Brosnan (I)

 Artículo publicado en Lucenadigital.com:

Arrastré (juro lo preciso del verbo) a mi buen amigo el poeta Manuel Guerrero hasta el mítico cine local Palacio Erisana para ver mi primer estreno en pantalla grande de una película de 007. Aquel adolescente de quince años se agitaba enfebrecido no por el ardor hormonal, sino, entendido como excepción a ese estado natural, por el ansia de la novedad cinematográfica, magnificada por la coyuntura del gigantismo de la proyección. Se había estrenado la última aventura de James Bond cuando todavía tenía nueve años, edad insuficiente para disfrutar de la experiencia. Pero, en aquellas inciertas fechas de 1995 o 1996 (irrumpió en España durante los albores de las Navidades de 1995, y quizá llegaría a la ciudad con retraso), el cartelón a las puertas del Palacio era una tentación fascinadora a la que me subyugaría cualquiera que fuera o fuese el precio...

Saga Bond: Pierce Brosnan (I)

domingo, 1 de junio de 2025

Una tilde para un nombre

 Artículo publicado en Surdecordoba.com:

Así están las cosas. Hasta puede que usted, lector hispanohablante que sea de aquéllos que gustan de sestear al cobijo de la abyecta sombra de la masa aborregada por la ordinaria rusticidad de las modas, haya recurrido o, de hecho, recurra naturalmente al depravado uso. Hemos alcanzado el grotesco periodo histórico de la lingüística en el que ya no existe el nombre José. Ahora lo que se lleva es allanarlo, ametrallando la tilde hasta volatilizarla, como en las películas de gánsteres, cuando vacían el cargador de su Thompson. Ahora es Jose, que queda como más chachi, más guay, más urbanita, más chic...

Una tilde para un nombre

domingo, 18 de mayo de 2025

Dos hermanos

  A propósito de ese retorno a la pequeña pantalla de la serie Frasier, en una nueva edición para 2023, que tan ansiosamente algunos esperábamos para caer sometidos, después, por el golpe cruel de la realidad, como el extraviado entre las infinitas dunas del desierto espera alcanzar pronto el paradisíaco oasis para descubrir que aquel idílico espacio en medio del fulgor ocre de la arena no es sino una pérfida jugarreta de su imaginación marchitada por la sed; a propósito, entonces, he devorado con animosa nostalgia las once temporadas originales de la serie, emitidas entre 1993 y 2004, ascendida a los altares por la crítica y el público y acribillada de premios, disfrutando como un gatete con su ovillo de lana.

Saga Bond: Sean Connery (IV)

  Por qué la película más taquillera del periodo Connery, ganadora del Óscar a los Mejores Efectos Visuales (confesado el relativo valor que concedo a este tipo de reconocimientos), es para mí la más narcotizante e infumable de su singladura se podría argumentar, gracias a la fuerza expansiva y revitalizante de las palabras, por la desidia que el actor comenzaba a mostrar hacia el personaje que minaba su ánimo como los días minaban la frondosidad de su tejado craneal, el cual comenzaba a manifestarse fofo y desangelado, como acongojado o aplastado por las inmarcesibles desesperanzas arrastradas por el tiempo. Habían transcurrido sólo tres años desde la primera entrega y se presentaba a un Connery condensado por los turbios designios de la madurez. Aquel 007 que, derrochante de lozanía, deslizante de impureza, se había enfrentado al Doctor No, se descubría mortal, sincrónico, como cualquiera de sus congéneres. Aunque, justo es reconocerlo, Sean Connery conservaba y conservó, cualidad imperecedera, ese porte, esa presencia arrebatadora en pantalla cuya derrota ni siquiera se encontraba al alcance de las devastadoras competencias atribuidas a los años.

miércoles, 30 de abril de 2025

Mosqueteros de 1948

 Artículo publicado en Surdecordoba.com:

Todavía andamos esperando, al menos éste que suscribe, una buena adaptación cinematográfica de la monumental obra de Alexandre Dumas. Aunque no fatiga un liviano ejercicio reflexivo para adoptar la cuestión de si de veras resulta necesaria. Considero que no. Los tres mosqueteros es una novela universal y clásica, sin duda, prodigiosa por sí misma, que funciona en su plenitud a través del medio en el cual se concibió. Dicho o tecleado de otro modo, la única forma de disfrutar de Los tres mosqueteros sin ambages ni mesuras es leyéndola...

Mosqueteros de 1948

Saga Bond: Timothy Dalton (y II)

 Artículo publicado en Lucenadigital.com:

Consecuencia de emprender, en 1988, la producción cinematográfica número dieciséis de una colección de catorce libros es que no se disponga de un título sugerente; que, pese a tener la posibilidad de escoger entre veintiuno, ninguno de ellos resulte convincente en un cartel promocional. O su traducción, como ocurriría veinte años después con Quantum of Solace (Cuánto de consuelo, Cantidad de consuelo… Mejor dejarlo en inglés). Porque el detalle de la fidelidad a la historia original hace tiempo que quedó descartado, si es que alguna vez fue respetado. Quizá en las primeras entregas, con Ian Fleming todavía vivo. La saga se había vuelto por momentos selectiva, por momentos rapiñadora, al elaborar los guiones, y la traslación o adaptación fiel, en su medida, nunca había sido ni fue motivo de preocupación...

Saga Bond: Timothy Dalton (y II)

domingo, 13 de abril de 2025

Mejor no decir nada

  En la Literatura, como en el Cine o como en cualquier otra ramificación profesionalizada del Arte, no existe más triste perversión que aquélla en la cual el autor pone su obra a disposición de un público entusiasta con la conciencia de que va a aprehenderla por el solo hecho de que su nombre se imprime en la portada con tipos de letra de un tamaño que supera a los del propio título. O con la conciencia de un abstruso sentido del compromiso con sus lectores que lo lleva a publicar puntualmente —como el borracho que acude a su cita diaria con la cerveza en su taberna favorita—, en la creencia de que incumplirlo entrañaría fallarles o, aun, ofenderlos —como el borracho fallaría u ofendería a su tabernero en un día que le dé por la abstemia—. Esta creencia perjudicada por esa conciencia deficitaria, inflamada por la sobredosis de éxito, sería un tanto menos recriminatoria, más imprudente que dolosa, en definitiva, que aquella puesta a disposición acariciada por la conciencia depravada que apuesta contra el sentido crítico del lector, y gana. Pero, en uno y otro caso, el resultado es una obra arrebatada de literatura, sin alma, un producto infame destinado a ocupar el espacio reservado en los anaqueles de las bibliotecas a los sacacuartos estampados por la desdicha.

Saga Bond: Sean Connery (III)

  Que el Servicio Secreto Británico alcanzó, durante los estadios álgidos de la Guerra Fría, estratosféricas cotas en lo que popularmente se ha dado en llamar I+D+I, a la vanguardia de potencias como Estados Unidos o la Unión Soviética, lo prueba ese espectacular traje de buzo, capaz de mantener incólume, como la divina concepción de María, el esmoquin de James Bond, pajarita horizontal y clavel rojo resguardado en el bolsillo derecho de la alba chaqueta, masa y detonadores explosivos, tras una incursión en zona enemiga zambullido en el agua; la raya nivelada de un pelo secado y peinado al contacto con el aire nocturno y unos mocasines irredentos a las adversidades diarias de un agente secreto, que lo mismo valen para un chapuzón, una carrera de cien metros, una patada a la mandíbula o un salto de muro. Traje de buzo, no sería de recibo denostarlo, dotado de un sistema de camuflaje integral, conformado, innovación puntera de los sesenta, por una cresta de gaviota (o pajarraco hídrico por el estilo) que disimula la circulación subacuática del agente. Y es que de sobra es conocido que los pajarracos hídricos chapotean el agua de noche.

martes, 1 de abril de 2025

Saga Bond: Timothy Dalton (I)

 Artículo publicado en Lucenadigital.com:

Era el aniversario de la saga, veinticinco años, y 1987 no podía transcurrir sin una nueva entrega, la número quince, nada menos. La etapa Moore se había cerrado. Sin un sustituto elegido, el trabajo debía ir adelantándose. Richard Maibaum y Michael G. Wilson se pusieron manos a la obra con el guión. Partieron del relato homónimo de Ian Fleming, que rezuma en la primera escena postintroducción, para construir toda una historia. Ignorando todavía qué actor encarnaría al Agente 007, había que moldear un personaje neutro. Sin duda, existía el acuerdo unánime de rebajar la sucesión de chascarrillos hacia el originario periodo Connery, y se rebajaría más… Pero no adelantemos...

Saga Bond: Timothy Dalton (I)

lunes, 31 de marzo de 2025

Divagaciones legislativas

 Artículo publicado en Surdecordoba.com:

Es costumbre entre los gerifaltes del Legislativo procurar transcender en la historia nacional, imprimiendo, en los legajos del Archivo, nombre y cargo con letras doradas redundantes de filigranas. Recurren, para ello, a profundas reformas legislativas con aires metafísicos y pomposidad megalítica, en la creencia de que no hay problema que no resuelva un radical y contundente cambio de régimen. Arrasan con el sistema, a modo de devastadora explosión nuclear, y lo reconstruyen, a modo de civilización conquistadora. Pero hay casos en los cuales los solares desbastados por la atomización se tornan en arenas movedizas que subliman al roce y los edificios erigidos por la colonización se asemejan a cubos gelatinosos que licuan a merced de bruscos cambios térmicos...

Divagaciones legislativas

jueves, 13 de marzo de 2025

No son los nuestros

  Entro en la farmacia, dispuesto a comprar un producto habitual. Es un producto costoso, considerando la relación entre la cantidad en venta y el precio de la misma, pero no deja de ser un producto farmacéutico, por lo que es necesario y habrá que pagarlo… Qué remedio.

Saga Bond: Sean Connery (II)

  Los sacrificios que ha de hacer James Bond por Inglaterra hallan difícil acomodo en nuestra comprensión infantiloide derretida por tradicionalismos recalcitrantes y deglutida por individualismos narcisistas que anteponen el bien propio al común. Por eso, cuando la criptógrafa del consulado soviético en Estambul Tatiana Románova, vestida bajo las sábanas únicamente con una cintita negra rodeando su sedoso cuello, le demande satisfacer sus deseos sexuales, 007 se verá abocado a ello, a satisfacerlos más allá de las expectativas intrínsecas en la melosa proposición femenina, dando lo mejor de sí en el mal trance o brete incuestionablemente aleve, no por sentimentalismos amorosos o impulsos libidinosos, sino por Su Majestad y por Gran Bretaña, porque ha de cumplir con su deber… Pero, por partes.

sábado, 1 de marzo de 2025

Saga Bond: Roger Moore (y VII)

 Artículo publicado en Lucenadigital.com:

Cuando se complica el dar con un actor de la edad adecuada como para encarnar un villano que desafíe de un modo creíble al héroe, se sinceraba Roger Moore unos quince años después, honesto, y cuando las protagonistas femeninas tienen la edad que tenía tu madre al comenzar la saga, sabes que ha llegado el momento de dejarlo. Y había llegado el momento de dejarlo, decisión que los productores comprendieron. Panorama para matar (1985) sería la última película de 007 protagonizada por Roger Moore, séptima en su filmografía personal, y aún no superada en número… Y todos tan amigos...

Saga Bond: Roger Moore (y VII)

viernes, 28 de febrero de 2025

IA: idiotismo aceptado

 Artículo publicado en Surdecordoba.com:

Cómo nos gusta una buena peli de ciencia ficción, o una buena novela, sobre todo, para tratar de alcanzar los logros cibernéticos o tecnológicos o extraterrestres que, con mayor propósito imaginativo que mecánico (la imaginación siempre fluye serenamente frente a la densidad del avance de la mecánica), plantean con no escasas dosis de gratuidad. Al menos, anhelarlos, distraídos por la curiosidad de la incertidumbre. El futuro es ese panorama desconocido que nos ahoga y nos agobia, a veces, u, otras, nos emociona y nos excita. O la posibilidad de una realidad alternativa, una realidad en la que predomina ese progreso científico o tecnológico, una realidad de contexto espacial y mundos galácticos, una realidad en la que la experimentación ha progresado hacia la aplicación práctica, a la cotidianeidad del horizonte. Ciencia ficción, en definitiva, como he tecleado, y no realidad científica, como el productor Albert R. Broccoli definía su saga de James Bond...

IA: idiotismo aceptado

martes, 11 de febrero de 2025

Con un pantaloncito corto, por favor

  Uf… El sólo rememorarlo para teclear estas líneas me escarpia el capilar. Cómo una misma prenda puede quedar tan aparente en las mujeres y provocar alteraciones sediciosas en el estómago, cuando se la encasqueta un hombre, se explica por ser una de esas tasadas cosas funcionales únicamente para uno de los sexos. Me refiero a esos pantalones deportivos elásticos y ajustados, que se ciñen al cuerpo de modo ergonómico, cual segunda piel, esas mallas deportivas, conocidas como leggins, creo, cuya comodidad, a veces, entra en conflicto con el buen gusto.

Saga Bond: Sean Connery (I)

  Reunió Sean Connery, en su sola persona, la catedralicia presencia en pantalla, fagocitaria e hipnotizante, y el alígero declive físico, apabullante y canceroso. Pocos actores positivaron la humanidad pluscuamperfecta entre el encuadre del fotograma, en el orden de Paul Newman, y sublimaron de la juventud a la madurez, sincopando o recortando los veinte o veinticinco años de adultez de su biografía, a la manera de Marlon Brando. Sean Connery pasó de los treinta y cinco a los cincuenta y cinco o sesenta años como el que cruza un pliegue temporal en el que envejece el sujeto de la singularidad y no el espacio que pasa a ocupar. Pero, al contrario que Brando, Connery no reapareció inflado de carnalidad borrascosa y enloquecido de excéntrica decrepitud, sino que lo hizo rutilante de vigor y prodigioso de proyección, con su cabello canoso y raleado hasta la extenuación suplida de pelucas diseñadas por la producción, y su bigotazo o su barba recortada para la divinidad.

sábado, 1 de febrero de 2025

Adiós, lengua materna

 Artículo publicado en Surdecordoba.com:

Que en la Unión Europea se recurra al empleo del idioma de un país que no es miembro demuestra cómo el régimen de colonización anglosajón ha resultado victorioso, sirviéndose de una táctica aleve que no ha hallado oposición, que ha sido acogida con los brazos abiertos, sin disimulo de traición. Entre pompones y fanfarrias, la comunidad internacional ha asumido la invasión con la naturalidad con la que un jamelgo asume su triste condición de traspontín susceptible de ser fustigado a discreción e indiscriminadamente...

Adiós, lengua materna

Saga Bond: Roger Moore (VI)

 Artículo publicado en Lucenadigital.com:

El ineluctable correr del calendario acarreó el vencimiento del contrato de Roger Moore. Se habían producido cinco películas y la firma sería ahora por título. Se plantó el actor en la negativa, en parte, por una mera estrategia de presión (todavía estaba fresco el tumultuoso recuerdo de la gestión en la transición de Connery), en parte, por una natural decadencia física (cumplió los cincuenta y cinco años durante el rodaje), un cansancio y un temor al encasillamiento. Pero la recientísima compañía nacida de la fusión de Metro-Goldwyn-Mayer y United Artists, MGM/UA, no tenía la intención de arriesgarse en la saga con la introducción de un nuevo rostro para el papel protagonista. Y luego rumiaba escamón el neófito dimorfismo por el temita de esa versión apócrifa, anunciada sin reparo para aquel año de 1983, que proclamaba, con altavoz nefario, a los cuatro vientos la reaparición de Sean Connery como 007, cual contrincante reaparición de una estrella del deporte, y que merecía replica contundente, como la de Cervantes al felón de Avellaneda...

Saga Bond: Roger Moore (VI)

domingo, 12 de enero de 2025

De lecturas y proyectos

  Reconozco que no soy muy dado a socializar. Quiero a mi familia y también a mis amigos, que son pocos, aunque bien escogidos. Me gusta estar con ellos, y ojalá pudiera estar más. Pero no soy de los que deambulan por el mundo buscando a gente a la que conocer, ni siquiera tengo cuentas abiertas en redes sociales, salvo una específica por cuestión profesional. No sé… Quizá sea que calo pronto a las personas, o que creo hacerlo; quizás éstas me hayan decepcionado o herido, cuando no lo esperaba; quizá sufra cierta tendencia hacia la misantropía, cuestión que, igualmente, he reconocido en alguna ocasión; quizá sea por pereza; quizá sea debido a que mi tiempo de ocio se focaliza en actividades, como son la lectura, la escritura y el cine, no siempre compatibles con una vida gregaria. No es que desprecie la socialización, sólo que no es prioridad o causa de ansiedad o inquietud.

Gardel vuelve a España

  Cuando, hace unos tres años, insté al lector curioso, aquél que se rebela contra los modernistas parámetros del acomodo social, pastoreados por los insomnes acólitos del borreguismo, adentrándose con vigor en los ignotos laberintos del pensamiento ilustrado, dispuesto a aliviar de telarañas los recónditos recovecos del conocimiento humanista, a leer con admiración el ensayo guerrerense que recopilaba las andanzas del cantor Carlos Gardel por suelo patrio, lo hacía en la conciencia de que la obra quedaba abierta a la expansión, insuflada por el ímpetu de rescatar las historias desconcertadas por el camino del tiempo, vagantes o desterradas, proscritas o aisladas, siempre esperanzadas en soldar las líneas gravitatorias de la verdad, como fundamento del saber y acicate del espíritu crítico.

miércoles, 1 de enero de 2025

Saga Bond: Roger Moore (V)

 Artículo publicado en Lucenadigital.com:

Al menos, poco después, el productor Albert R. Broccoli y su hijastro y flamante productor ejecutivo Michael G. Wilson reconocieron que, a pesar del grandísimo rédito en taquilla, con Moonraker se habían pasado tres o hasta puede que cuatro pueblos con la jerigonza espacial o sideral. La excentricidad de un 007 en misión cósmica o galáctica había excedido los elementales rasgos del personaje y su entorno, ingénitos a la concepción de Ian Fleming...

Saga Bond: Roger Moore (V)