Que un bicho microscópico, de composición acelular, nos haya jodido tanto la vida (¡y lo que nos queda todavía, oiga!) debería invitarnos o habernos invitado, en estos días de enclaustramiento, a reflexionar tanto sobre nuestra condición mortal como sobre nuestra responsabilidad material y moral en todo el cotarro coronavírico...
No hay comentarios:
Publicar un comentario