Entramos en cuenta atrás para el día D, hora H, y Donald J. Trump jurará su cargo como cuadragésimo quinto Presidente de los Estados Unidos. Que un descendiente de inmigrantes, que ha alzado y hundido imperios económicos como el que hincha y explota globos de chicle, sin carrera ni experiencia política, se convierta en presidente de una de las potencias mundiales (¿sigue siendo la primera?) es el sueño americano, o forma parte del mismo. Será ésta una de las razones de su victoria. Que un impresentable, arrogante, informal, demagogo, indiscreto, frívolo, dominante, amante del lujo ostentoso, de las mujeres modelo y de las cámaras de televisión, haya sido elegido con incontestable rotundidad, requiere comentario más pausado...
Feliz Año 2017.
No hay comentarios:
Publicar un comentario