jueves, 1 de noviembre de 2018

La vocación y el talento

Artículo publicado en Surdecordoba.com:

Renunciar a la vocación es el mayor atentado contra la conciencia, el corazón y el alma; derrite los sentidos y sume en un profundo estado de perenne tristeza infinita. Renunciar a la vocación es una muerte en vida, una melancolía crónica, una nostalgia suicida, una añoranza patológica recubierta con una fina capa de satisfacción, translúcida, cuasi evocadora, una satisfacción con cotas de abatimiento y lustre de amargura. Renunciar a la vocación es un terror nocturno, una pesadilla teñida de añil opaco, que no concede la gracia de definir a los monstruos, ni de despertar, condensado el sobresalto. Renunciar a la vocación es un acto de falsedad, es luchar contra el Destino y creer en la victoria, es la más osada forma de mentira reflexiva. Renunciar a la vocación es sacrificar la condición humana por una genética mecanizada, carcomida de pragmatismo chabacano y automatismo deliberado. Porque, renunciar a la vocación, es forzar una reconfiguración sistémica, es un andar sin rumbo, es un proceso de desubicación en serie, una caída libre sin tiempo ni memoria, una trágica fatalidad...

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