En concreto, un millón doscientos cincuenta mil dólares desembolsó United Artists a Sean Connery para que aceptara volver a interpretar al Agente 007 en Diamantes para la eternidad (1971), además de otorgarle facultades de decisión en la producción y el compromiso de posibilitarle dos películas más. El pastizal Connery, como un señor, lo donó a una institución educativa escocesa (ni necesitaba vivir de la actuación, pues había repuntado como empresario, ni tenía ambiciones económicas), las facultades decisorias las ejerció a su gusto, dando el visto bueno cuando lo consideró oportuno, y las dos películas se quedaron en una sola: La ofensa (Sidney Lumet, 1973), producto irregular que adaptó la obra teatral de John Hopkins.
Blog Julián Valle Rivas
miércoles, 13 de agosto de 2025
Me gusta conducir
En realidad, no me gusta. Siempre me resulta tremendamente aburrido el circular por una carretera con la atención al horizonte a partir de esa estampa que lo segmenta al sur en un gris desangelado y salpicado por un blanco carcomido e intermitente. Tampoco mejora la sensación, cuando ruedo por las calles de la ciudad. Aquí la atención y la concentración se multiplican hasta el extremo: señales, semáforos, vehículos, peatones. A veces, los peatones no ponen demasiado de su parte: abandonan la acera, salen de los edificios sin precaución o se cruzan sin miramiento por la propia vida. Y ahora toca soportar también a los del patinete.
lunes, 4 de agosto de 2025
De autonomías y de aguas
Artículo publicado en Surdecordoba.com:
En este patio de colegio que unos denominan España y otros según les plazca o según les coja el día, existe la afición, visceral e idiosincrática, de criticar y condenar el régimen de descentralización autonómica regulado en la Constitución, cuyo texto, tecleado sea, suele citar el nombre de España. Se critica como germen de división y confrontación fraternal y catalizador de regionalismos y nacionalismos empeñados en desgajar la unidad, pues eso, de la patria, con perdón. Se hace con un deje gratuito, como si fuera un rasgo característico de las fronteras citeriores de la Península Ibérica, como si regionalismos o nacionalismos no los hubiera o hubiese en Italia, Alemania o cualquier otro país que se precie de serlo o, al menos, lo intente (el serlo)...
sábado, 2 de agosto de 2025
Saga Bond: Pierce Brosnan (III)
Artículo publicado en Lucenadigital.com:
Se culminaba el milenio y también el contrato con Pierce Brosnan. Sus dos entregas habían funcionado más que aceptablemente entre la crítica (la primera, sobre todo) y el público, y el margen bianual era un principio impositivo para la productora. En 1999, al igual que dos años antes, Brosnan estrenaba por triplicado (aunque en la versión de El secreto de Thomas Crown de John McTiernan recordemos mejor a una espectacular René Russo), sin embargo, la exigencia física de la saga y el escaso paréntesis entre rodajes pasaría factura al actor...
martes, 15 de julio de 2025
La película de Estrellita
Somos amigos desde hace treinta años, cuando éramos unos pipiolos graníticos e introvertidos que poco o nada comprendían del disperso mundo al que solían adherirse los jóvenes de nuestra generación. Extraños en aquella esfera de exacerbada excentricidad que fueron los años noventa, convergimos rápidamente, con un cruce de miradas, en la aturdidora labor de sintonizar la frecuencia exacta de las ondas emitidas por la adolescencia sobrante de hormonas y carente de vivencias. Aunque lo cierto es que a él jamás le preocupó frecuentar la interferencia, congeniar con aquellas longitudes de ondas hertzianas desprogramadas o neutralizadas; la sana confianza en su personalidad individualizada y efervescente, pomposa de magnitudes desprejuiciadas y definidas en las tendencias de su naturaleza emancipada de la corriente continua, contratada por el común de la masa aborregada; mientras que yo, encasillado en una interrogación constante, por aquellos tiempos de formas rollizas y torponas, como ancladas a la gravedad terrestre, mi único anhelo era superar la incertidumbre de la ignorancia memorizando información como medio para rebasar las tinieblas de la barbarie y hacer realidad, ingenuo de mí, las ilusiones concebidas por una optimista creencia. Ya en aquella década de los noventa, soslayada de la niñez, él engullía literatura con la ansiedad del pecado capital, zampando páginas que su metabolismo púber mimetizaba hasta que la saturación obstruyó el proceso para ir inflando su corpachón con el dulzor de la semántica. Por el contrario, hechizado por la literatura cuando los manuales docentes no supieron satisfacer por completo mi curiosidad visceral, los libros me consumieron con la inclemencia de una adicción insana.
Saga Bond: George Lazenby
La obsesión de Albert R. Broccoli y Harry Saltzman, por esa brutal y retorcida broma que, en ocasiones, gasta el destino, se convirtió, a la postre, en perdición, pues la intención de los productores nunca fue encontrar a un nuevo James Bond, sino encontrar a un nuevo Sean Connery; grande era la asociación del éxito de la saga con el actor escocés… Y ahí radicó la principal fatalidad del proyecto, en la falta de confianza en el propio producto.
martes, 1 de julio de 2025
Saga Bond: Pierce Brosnan (II)
Artículo publicado en Lucenadigital.com:
Ese punto y seguido para la humanidad que fue Internet orillaba la cotidianeidad social, humedeciendo los albores de un nuevo periodo histórico. Los satélites dominaban la circunnavegación espacial y la era de la información había revolucionado las transmisiones. Los medios de comunicación, como cuarto poder, se muscularon inflamando sus venas con una miríada de datos que transitaban entre paralelos y meridianos en milésimas de segundos. La mitad de los años noventa era para ellos el preludio de una fagocitación inminente de los tres poderes estatales…