Desconozco, lo he manifestado en alguna que otra ocasión (probablemente, lo haga cada año), cuáles son los criterios que, en ocasiones, adopta la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España para otorgar los Premios Goya. Si es una cuestión de azar, en plan lanzar carátulas al aire y escoger las caídas de cara o sacar el palito más largo, para recibir la estatuilla; si es una cuestión de velado soborno, el cual no tiene que ser necesariamente dinerario, sino abonado en variopinta especie; si es el resultado de una compleja fórmula informática, ejecutada por una máquina escacharrada; si es la patética corrección política, manchada por el borreguismo de masas...
sábado, 1 de agosto de 2020
Olvidar a Garci
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Otro tanto se podría decir de Arturo Fernández, el gran olvidado de la Academia. Te felicito ya que con artículos como los tuyos por lo menos se pone en evidencia el sectarismo de los actuales responsables de la Academia de cine español.
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