martes, 30 de septiembre de 2025

503 días y la jurisdicción universal (y II)

 Artículo publicado en Surdecordoba.com:

Pero se trataba de un caso extraordinario, digno, por ende, de acaeceres extraordinarios. Con la habitual flema británica por bandera, la Cámara de los Lores dictó resolución de nulidad de la de estimación de la apelación del 25 de noviembre. Uno de los lores integrantes de aquel Comité de Apelación, Leonard Hoffmann, vinculado con Amnistía Internacional, parte en el proceso, no se había inhibido en la causa. La conexión era conocida por los abogados de Pinochet, reservándosela, por cuestiones estratégicas...

503 días y la jurisdicción universal (y II)

sábado, 13 de septiembre de 2025

Saga Bond: Roger Moore (I)

  Confesaron Broccoli y Saltzman, palabrita del Niñito Jesús, que Roger Moore siempre estuvo considerado en los primeros puestos (¡o en el primero, vive Dios!) de su lista de candidatos a Agente 007, James Bond, ya desde Agente 007 contra el Doctor No (1962), y luego para 007 al servicio secreto de su Majestad (1969). Sin embargo, en plena preproducción, año 1972, todavía les rondaba las cabezotas la desquiciada idea de americanizar al personaje, pensando en un imponente físico como Burt Reynolds. Fue el resto del equipo técnico el que mantuvo la apuesta por la naturaleza británica del actor, que impregnaría al personaje. Así que, a la tercera, con la agenda despejada, un Roger Moore de cuarenta y cinco años, porte muy aparente, aceptó el puesto vacante. Aunque, en esencia, no había sido la primera vez que había interpretado al agente del MI6 creado por Ian Fleming.

Hablemos de política

  «Hablemos de política», me suelta, directo, como alevoso, entrando en casa sin saludar siquiera, deslizándose por el hueco que ha quedado al abrir entre el marco de la puerta y yo. Llevábamos tiempo sin vernos, y había pensado en él durante los últimos días. Es domingo por la mañana, temprano, para un domingo; aunque la arquetípica estructura horaria universal nunca ha sido precepto cuyo rigor nos haya afectado en demasía. La luz de levante acaba de barrer de opacidad los rincones de la casa y un aire fresco circula de una sala a otra, comunicado a través de las ventanas. Se adentra, entonces, mi amigo Tito, como amparado por una patente de corso, apoderándose de mi sillón como un viejo lobo de mar se apodera del timón del barco enemigo. No muestra el mejor de los aspectos. La cara brillante, algo grasienta o mal lavada; prominentes las ojeras, de una noche inquieta e insomne; la barba abandonada a su suerte desde hace varios días y el pelo encrespado, en el que las canas comienzan a enseñorearse sin disimulo. Viste una camisa arrugada, arremangada por encima de los codos, que desluce por fuera de un pantalón cómodo, de ordinario, cuyos bajos descansan sobre el empeine de unas zapatillas deportivas que eché en falta hace unos meses… el hijoputa.