Artículo publicado en Surdecordoba.com:
La encuentro mientras recorre uno de los pasillos del supermercado, y me fijo en ella por casualidad. Pelo de moldeador blanqueado por la edad, por ese transcurrir de las décadas que ha menguado un palmo su cuerpo. Iris nebulosos, cansados de testimonios. Rostro bañado de suaves surcos, que se contraen por momentos, cuando la boca fina y lineal se despliega en una mueca sincera, como activada por una imagen profunda, que aflora inesperada, rebelde. Anda encorvada, pausada, desdeñosa ante el frenético pulular del gentío que, de escaramuza, incursiona las cuadrículas del plano del local, a contrarreloj. Con una mano, se apoya en un bastón, el cual le permite asumir una seguridad en el paso; con la otra, empuja una cesta customizada con ruedecitas, en la que ha depositado un puñado de productos escogidos...